La importancia de las habilidades socioemocionales en la práctica jurídica
Universidad de las Ciencias
Un estudio de la International Bar Association (2021) indica que uno de cada tres juristas encuestados consideran que su empleo afecta negativamente a su bienestar emocional. Asimismo, el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (2024) indica que la ansiedad es uno de los síntomas más presentes entre el 66% de los abogados, lo anterior, por la incapacidad de descansar y la presión por sus largas jornadas de trabajo. En este contexto, las habilidades socioemocionales, se han convertido en competencias esenciales para afrontar el mundo jurídico actual.
¿Qué son las habilidades socioemocionales y cuál es su importancia para el campo jurídico?
Los profesionales del derecho tradicionalmente son vistos como personas que priorizan habilidades como la racionalidad, la argumentación lógica, el conocimiento legal y el análisis objetivo en sus casos. No obstante, en la práctica jurídica, las emociones desempeñan un papel fundamental, tanto en el trato con los clientes como en las interacciones con colegas, jueces y otros actores involucrados en un juicio. En este contexto, las habilidades socioemocionales adquieren gran importancia, ya que pueden influir en el ejercicio de la abogacía, así como en la toma de decisiones, la negociación y la resolución de conflictos.
Las habilidades socioemocionales son las capacidades que permiten reconocer, comprender y gestionar las propias emociones, así como de influir positivamente en las emociones de los demás (Trinidade, 2010; Jaramillo, 2020). Estas habilidades incluyen la autoconciencia, la empatía, la regulación emocional, la capacidad de establecer relaciones interpersonales saludables y el manejo de conflictos de manera constructiva.
Aunque el concepto de habilidades socioemocionales se ha popularizado recientemente, previamente Daniel Goleman, en la década de los 90s, desarrolló y explicó el término de inteligencia emocional, el cual ha cobrado relevancia en diversos campos, desde el liderazgo hasta la educación. En el ámbito jurídico, la inteligencia emocional no solo mejora la relación abogado-cliente, sino que también facilita la negociación y la resolución de conflictos de manera más empática y cooperativa con otros actores implicados(Pérez y Esteve, 2023).
La toma de decisiones en los procesos jurídicos
La toma de decisiones es una de las responsabilidades más relevantes en el ejercicio de la abogacía. Un abogado con inteligencia emocional es capaz de identificar cómo las emociones, tanto propias como de sus clientes y contrapartes, influyen en el proceso de toma de decisiones (Jaramillo, 2020). Esta habilidad permite mantener la calma en situaciones estresantes, evaluar mejor los riesgos y prever las reacciones de las partes involucradas.
El rol de la negociación y la comunicación efectiva
Las habilidades de negociación son fundamentales para cualquier abogado, ya sea en contextos de acuerdos extrajudiciales como en la defensa de los intereses de un cliente ante el tribunal. Un profesional que puede reconocer y gestionar las emociones durante una negociación tiene mayores probabilidades de alcanzar acuerdos favorables. Al comprender las motivaciones de las partes, puede facilitar un diálogo más constructivo y evitar que las emociones negativas obstaculicen el progreso. En este proceso, la comunicación efectiva es una habilidad esencial, ya que no solo se trata de expresar argumentos de manera clara y coherente, sino también de saber escuchar activamente y adaptar el estilo de comunicación a cada audiencia (Trinidade, 2010).
Manejo de clientes, empatía y resolución de conflictos
El ejercicio del derecho no se limita a la interpretación de la ley; también implica un contacto constante con personas en situaciones de conflicto o vulnerabilidad emocional. Los abogados que desarrollan la habilidad de resolución de conflictos son capaces de generar confianza y empatía en sus clientes, lo que mejora la comunicación. Los clientes que sienten que sus abogados entienden sus emociones y preocupaciones tienden a ser más cooperativos y a seguir las recomendaciones profesionales con mayor disposición (Pérez y Esteve, 2023). Esta capacidad para gestionar conflictos no solo mejora la eficacia de los abogados en litigios, sino que también contribuye a reducir el estrés y la tensión en el entorno laboral.
Uno de los aspectos más importantes de la resolución de conflictos es la empatía. Los abogados no solo trabajan con hechos y leyes; también se enfrentan con personas que están atravesando momentos difíciles, y en este proceso tener la capacidad de ponerse en el lugar del cliente y comprender sus emociones y necesidades permite al abogado ofrecer un servicio más personalizado y efectivo.
Manejo del estrés y la autorregulación emocional
La abogacía es una profesión que puede ser emocionalmente agotadora. Regularmente estos profesionales se enfrentan a situaciones de alta presión, plazos ajustados, discusiones intensas y decisiones de gran responsabilidad. Las habilidades socioemocionales, especialmente el manejo del estrés y la autorregulación emocional, son cruciales para mantener el equilibrio en estas situaciones (Trinidade, 2010). Una persona que regula sus emociones puede enfrentar los desafíos con mayor claridad y eficacia, evitando que las emociones negativas, como la frustración o la ansiedad, afecten su desempeño profesional. Esta habilidad no solo mejora el bienestar del abogado, sino que también impacta positivamente en la calidad del servicio ofrecido a los clientes.
Conclusiones
A medida que el entorno legal se vuelve más complejo y las expectativas de los clientes aumentan, los abogados que integran habilidades socioemocionales en su práctica estarán mejor posicionados para enfrentar los retos de estos procesos jurídicos. Estas habilidades no solo mejoran el rendimiento profesional, sino que también contribuyen a una práctica más ética, humana, efectiva y menos estresante. La abogacía del siglo XXI requiere un equilibrio entre el conocimiento técnico y la capacidad de conectar emocionalmente con las personas. Desarrollar estas competencias no solo implica una ventaja competitiva, sino también una necesidad para el éxito y el bienestar emocional en la profesión.
Referencias
International Bar Association. (2021). Bienestar mental en la profesión jurídica: un estudio global.
Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid. (2024). Encuesta: la salud mental en la abogacía ya no es tabú.
Jaramillo, C. D. (2020). Inteligencia emocional para el ejercicio del derecho. Tesis de maestría, Quito, Ecuador: Universidad Andina Simón Bolívar.
Pérez, A. C., & Esteve, P. P. (2023). Inteligencia emocional para abogados: 10 herramientas. Coedco.
Trinidade, M. A. (2010). Inteligencia Emocional en el aprendizaje de la asignatura Práctica Jurídica Penal. ARJÉ Revista de Postgrado, 4, 113-140.
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